El pionero japonés de los vídeojuegos Nintendo
advirtió, este viernes, que cerrará este ejercicio fiscal en rojo dada
la estrepitosa caída de las ventas de las consolas y los juegos debido a
la competencia, en particular, de los smartphones.
Los números
Para este año fiscal, el creador de Mario Bros y Pikachu espera una
pérdida neta de 25.000 millones de yenes, muy lejos de los ¥55.000
millones de beneficios esperados con anterioridad.
En 2012-2013, registró un pequeño beneficio, aunque mantuvo su déficit operativo y parece que lo repetirá también este año.
"No habrá una reestructuración gerencial importante a corto plazo"
Nintendo
prevé un déficit operativo de 35.000 millones de yenes y un volumen de
negocios que rondará los ¥590.000 millones, muy por debajo de los
¥920.000 millones calculados con anterioridad.
En cinco años, sus ingresos por ventas se han dividido por cuatro.
En 2008-2009, el grupo, entonces en la cumbre de su gloria, amplificada
por la debilidad del yen, registraba un beneficio de explotación cercano
al volumen de negocios completo que prevé para este año.
"Las ventas de consolas durante las fiestas de fin de año no llegaron al
nivel previsto y, por tanto, el volumen de negocios de los juegos ha
sido muy inferior a lo esperado", explicó el presidente del grupo,
Satoru Iwata, en una conferencia de prensa.
Iwata, que el año pasado se había comprometido a que la compañía de
juegos volvería a tener ganancias este año financiero, pidió disculpas a
los accionistas en declaraciones en Osaka, aunque dijo que su fracaso
en cumplir su promesa no significaba que debía renunciar.
"No habrá una reestructuración gerencial importante a corto plazo", dijo Iwata a periodistas.
La razón de la caída
Pero todo esto refleja un problema más profundo. Y es que según los especialistas, sus productos han perdido atractivo.
Nintendo pensaba vender 9 millones de consolas de salón Wii U este año,
pero se quedarán en unos 2,8 millones. Y el número de juegos asociados
se será en 19 millones, dos veces menos de lo previsto con anterioridad.
Estos datos reflejan el fracaso de la Wii U, lanzada a finales de 2012 y
en la que la empresa de Kioto había puesto todas sus esperanzas.
Los resultados tampoco serán buenos para la consola de bolsillo 3DS, de
la que se venderán, en el mejor de los casos, 13,5 millones de unidades
en todo el mundo y no 18 millones como se esperaba. Y serán 66 millones
los juegos Nintendo vendidos para esta máquina diminuta de dos
pantallas, 14 millones menos de los esperados.
La competencia de los teléfonos inteligentes o smartphones es la
culpable de las dificultades que ha atravesado en los últimos años esta
empresa centenaria, especialista en juegos de cartas antes de lanzarse a
los vídeojuegos hace tres décadas.
Estos pequeños aparatos multimedia sustituyen muy bien a las consolas
para los jugadores ocasionales. Y además, los juegos para los teléfonos
son más baratos y a menudo incluso gratuitos.
En Japón, las ventas de consolas y los juegos para ellas han caído 9% el
año pasado en comparación con las de 2012 y el 40% en los últimos cinco
años.
Al mismo tiempo, Japón se convirtió, el año pasado, en el primer mercado
mundial de aplicaciones para smartphones, por delante de Estados
Unidos, gracias a los juegos.
En otros lugares, las aplicaciones para smartphones arrasan en
detrimento de los juegos para consolas, sin contar que Nintendo tardó en
reaccionar para proponer contenidos descargables.
También contrastan con el excelente inicio de la consola de salón
PlayStation 4 de Sony, lanzada fuera de Japón a finales de 2013, que se
desmarcó de Wii U y de otras plataformas lúdicas gracias a su mayor
poderío técnico.
Además, recuerda el presidente de Sony Computer, Andrew House, "es más
que una consola de juego, es una verdadera central multimedia conectada a
internet para beneficiarse de todas las creaciones audiovisuales".